martes, 12 de septiembre de 2017

¿Quiénes son los Hijos de la Malinche?



Por Fernando Muñoz Ocampo


Octavio Paz. Su pluma entregó El Laberinto de la Soledad, uno de los trabajos más reconocidos de la literatura mexicana. Y es que el autor, mexicano arraigado y amante de su patria, muestra en este trabajo sus preocupaciones respecto al mismo mexicano y lo que significa serlo. Nos pone a las personas nacidas en este territorio en esa incógnita incluso existencial ¿Qué acaso no se dice que la falta identidad es la crisis más grande de este tiempo?
Para dar fluidez a mis palabras, tomé como punto de partida elemental, el cuarto ensayo del libro ya mencionado: Los Hijos de la Malinche.
El escritor hace un recorrido por distintos componentes de la sociedad mexicana, y realiza una analogía que afirma que “el carácter de los mexicanos es un producto de las circunstancias sociales imperantes en nuestro país”. (Paz, 1950: 29). Una vez aclarado esto, expone la historia de estas circunstancias, observando a ésta como un tejido de realidad perdurable, para dar paso a una tésis algo cruda.
Además, se vale del uso del lenguaje, específicamente de una palabra floreada, prohibida, de connotaciones fuertes, una explosión de nuestro idioma que refleja nuestra ira e impotencia, palabra la cual pido por favor, sea contextualizada dentro de los límites cabales de este artículo. Chingar.
La frase, ¡Que Viva México hijos de la Chingada!, grito de guerra y de fiesta, tiene un trasfondo importante en el sentir del mexicano. La palabra chingar tiene una vasta serie de significados dependiendo del contexto que den los labios que la pronuncia, pero en definitivo, es un vocablo que incita algo roto, corrompido, violado. Por ende, en la frase anteriormente dicha, la Chingada es la madre violada, a la fuerza.
Cortés y la Malinche por José Clemente Orozco (1926)

En este punto, Octavio Paz hace el paralelo de esta madre violada con la Malinche, que traicionó a su propio pueblo para después ser olvidada por su amante, Hernán Cortés. Incluso, el adjetivo malinchista, usado para describir lo antimexicano y lo pro-extranjero, viene de este acto de traición, jamás perdonado por el mexicano.
“En ese grito condenamos nuestro origen y renegamos de nuestro hibridismo.” (Paz, 1950: 36). Al repudiar a esta relación de la Malinche y Cortés, el mexicano niega su origen histórico, niega todo un componente de tradiciones. En concreto, el pesar del mexicano es sentir que no pertenece a nadie, porque no aceptamos lo que somos; no conectamos ni con los indígenas ni con los españoles, y el mestizaje no es aceptado. Repudiamos lo que somos, lo que hacemos y lo que hemos vivido.


Es un sentimiento inherente en nuestra sociedad; nos sentimos violados cultural, histórica, y políticamente. Los Hijos de la Malinche son los otros, que no aceptamos, y que, en realidad, son ajenos a ese sentir que tiene raíces de rompimiento, de quiebre, de orfandad. Aunque, viendo luz en el camino, es un sentir que nos puede producir la voluntad de salir de ese agujero.

Referencias: Paz, O. (1950). El Laberinto de la Soledad. Recuperado de: http://www.hacer.org/pdf/Paz00.pdf